sábado, 11 de enero de 2014

 
Convencida del camino
ubiqué la savia dulce del árbol
en las venas que intensas buscaban huir...
Peregriné a solas sobrevolando suenos,
adorné silencios suspendiendo la retina
sin pensar y pensando tanto...
Invisible emocioné mi alma
recogiendo en las baldosas sin nombre
los suspiros caprichosos
las miradas sin sentido
las voces que intentaba conocer...
Y entonces acune mi piel fría.
Nada cubrió la soledad
y como hojas ocres gastadas por el tiempo
descubrí el error.
El sendero fantasmal y sin razones
cercó la debil huella que arrastraba mis pasos.
Volver... volar a tu rostro
velozmente y con mi contorno angustiado y carente.
Rozar, tocar, sentir, desplegar mi voz real...
Retornar en el respiro profundo
para dejar de ahogarme en la distancia.

Solo a tu lado, amor... 
  
 
                                             Praga, 27 de julio de 2010 - 21.20 hs

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