Esperas en
amenazante ignorancia.
La mirada
obstinada
asume la
hostilidad tácita
de agujas que
entrometen su curso
enrostrando su
poderío innato.
Los pasos se
acumulan
y en andanzas inútiles
se incrusta el desconcierto...
El temor
incipiente apodera los sentidos...
Aquel invento
sanador y sin razones
entibiando
ansiedades de control,
cae precipitado
en el abismo azaroso
y es allí donde
deliras con destinos
en la agridulce
ficción que resignas.
Más al minuto
seis matinal que agonizabas,
reconoces la
voz en la esperanza de esperar
y anotas
silencios en papeles de un mañana
que aún se desconoce
esbozando con lápices que imploras
el descontrol de una sonrisa apaciguada.
María Cecilia Basciano
11/04/2018 – 9,04 am
¡Volvió! Qué bueno.
ResponderEliminarGracias Jorge!! besossss
ResponderEliminarLe mandé mail, poeta. Saludos.
ResponderEliminar