Apareces
sigiloso.
Tu
contorno corporal
agudiza
la presencia ajena.
Estás
por fuera de mi yo
y
sin embargo
tu
mirada me atraviesa, me invade
sin
permisos ni disculpas.
Recorro
sin hablar tu figura.
Escucho
sin hablar tu irrupción.
Eres
alto, o tal vez no
pero
mis ojos se alzan y te observo.
Me
rodean tus palabras,
y
apareces dulce en el sonido… o tal vez no.
Necesito
la dulzura que invento
o
posees el encanto del extraño,
de
aquel que nada sé y construyo.
Has
llegado con buenaventura, lo sé…o tal vez no.
¿Comerás
mis días?
¿Absorberás
mi ser con tus carencias?
Pareces
sincero en las manos extendidas,
sin
embargo, me desnuda la ignorancia.
Te
invento gentil casi angelical. Lo necesito.
Avecinas
vuelos de eternidad, o tal vez no
y
apenas permanezcas estos segundos
mientras
escribo tu existencia.
Alto,
dulce, eterno, casi bello en la distancia…
Te
miro fijamente, decoro tu ingreso intempestivo,
inesperado
y sin embargo dudo:
Tú,
otredad desconocida,
Has
ingresado o es que tan solo yo he partido.
¿Cuál
es el lugar donde te veo?
¿Mi lugar que ya perdí…?
Aún
estás… o no, pero te recuerdo en la ficción
de
aquella vivencia donde creí conocerte lluvioso.
Intento
inútil dejar sobre la mesa los cristales.
Alto,
dulce, eterno, casi bello en la distancia…
o tal vez no.
M.C.B.
2 de abril de 2018
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